Saber quiénes somos en realidad, es algo que creemos saber pero, si lo pensamos detenidamente puede que la respuesta no sea tan fácil, que las cosa no este del todo clara.
La persona que somos puede quedar dividida en varias partes, como son la que creemos ser, la que los demás creen que somos y la que quisiéramos ser (con la que en ocasiones fantaseamos que ya somos).
La verdad es que dependiendo del día, la situación, la compañía, el estado de ánimo… somos una persona u otra. No es falsedad, no es un estado irreal, es lo que el momento nos hace reflejar, lo que sentimos sin más.
Queremos controlar las situaciones, manejar los sentimientos, poder tomar nuestras propias decisiones pero la cosa no es tan fácil, la vida no es tan fácil, no dependemos sólo de nosotros, hay más elementos en la ecuación del vivir.
A veces deseamos que las cosas sean de una forma y que todo pase según nuestros sueños lo dibujan pero no tenemos el poder de que esto suceda tan sólo por desear que así sea. La gente te decepciona con sus actos o con sus no actos y tu misma te decepcionas por lo que a veces haces y otras dejas de hacer.
Pero no caigamos en estas fatalistas realidades porque ¡lo bueno de las realidades es que pueden cambiar!, se puede moldear y formar a nuestro antojo siempre que seamos tan fuertes como para llevar a cabo el esfuerzo que requiere dicho cambio.
FUERA LA PEREZA, VAMOS A TRABAJAR EN LO QUE QUEREMOS QUE SEA NUESTRA VERDAD.