Me he acordado que a veces me siento diferente, diferente al resto de la gente.
Y es que cuando veo más lejos de lo que quisiera realmente, me imagino lo que es estár en ningún lado, allí donde las brújulas no te llevan fácilmente.
En caminos que se cruzan frente a frente, que te enfrentan al presente.
En esos momentos es en los que piensas que caminas lentamente, con andares que se tornan espirales, que dan vueltas y te llevan sobre el viento, haciendo realidad lo que creías nunca sería cierto.
Empujánda a pasear por rincones insospechados, por terrenos que no se sabe si son firmes o deslizantes, donde mantener el equilibrio se supone importante, lo que supone gran dificultad para saber si puedo dominar el no caerme o es mejor dejarme ir sin luchar.
Y es que cuando veo más lejos de lo que quisiera realmente, me imagino lo que es estár en ningún lado, allí donde las brújulas no te llevan fácilmente.
En caminos que se cruzan frente a frente, que te enfrentan al presente.
En esos momentos es en los que piensas que caminas lentamente, con andares que se tornan espirales, que dan vueltas y te llevan sobre el viento, haciendo realidad lo que creías nunca sería cierto.
Empujánda a pasear por rincones insospechados, por terrenos que no se sabe si son firmes o deslizantes, donde mantener el equilibrio se supone importante, lo que supone gran dificultad para saber si puedo dominar el no caerme o es mejor dejarme ir sin luchar.